Reseña
Anverso y reverso de un país
Por: Julie Guardo Quintero
Se han declamado frases sin cesar sobre lo que es, o no es, una nación; cómo debe comportarse, cuáles son sus errores y sus aciertos, y -sobre todo- cómo se debe construir el sentimiento nacional. Ahora bien, se dice que el sentimiento nacional se construye con las victorias, las derrotas, los antepasados y los sueños a futuro. Sin embargo, sé que no seré la única en pensar que estos cuatro elementos son, por sobre todo, abstractos. ¿Qué otro elemento, que sea más tangible que abstracto, podría llegar a construir sentimiento nacional? Mi hipótesis, y la que se irá evaluando a medida avanzan estas líneas, es que se puede observar sentimiento nacional en los billetes que utilizamos a diario para pagar nuestro desayuno, almuerzo y comida. Ahora bien, es necesario precisar un detalle de esta hipótesis. No creo que todos los ciudadanos de hoy en día experimenten el 'sentimiento nacional' a partir de los billetes de su país; sino que ese es, precisamente, uno de los objetivos indirectos [o incluso tal vez directos] a la hora de construir la moneda nacional.
Resulta muy curioso pensar que uno de los objetos que más utilizamos en nuestro diario vivir pueda poseer tanta historia y tanta investigación detrás. La verdad es que esos pedazos de papel impreso, con los cuales se puede acceder al 99% de las cosas que necesita una persona, contienen más detalles que se nos pasan por desapercibido. Mientras intentamos revisar la banda de seguridad para verificar que no sea un billete falso y poder canjearlo por un producto o servicio, obviamos las colores, las figuras y los personajes que están impresos. Cada billete es un pequeño cuadro que narra la historia del país, quiénes son sus líderes y cómo son sus alrededores; buscan que esas narraciones sean comunes para todos los colombianos, y así construir un sentimiento nacional que, curiosamente, no es para los colombianos mismos -como ya se dijo, nosotros apenas observamos cómo están diseñados nuestros billetes-, sino para que cualquier persona, no colombiana, pueda ver qué y cómo es Colombia.
Una vez contextualizada mi hipótesis, haré un recuento del diseño y las principales características de los billetes de Colombia en tres periodos de tiempo: los billetes que fueron impresos y comenzaron a circular entre 1961 y 1981; aquellos cuyo periodo de vida fue de 1995 al 2000, de los cuales aún alguno siguen circulando; y finalmente aquellos que fueron impresos después del 2016, que son los billetes usados hoy en día en territorio colombiano. Entre los variados elementos que se observan en la moneda nacional, este escrito se propone enfocarse en la trazabilidad de los conceptos de paisaje y naturaleza en la iconografía y los detalles presentes en los billetes.
En un primer lugar, dentro de una línea de tiempo, se encuentran los billetes impresos entre 1961 y 1981. Había billetes de 1 peso oro, 2, 5, 10, 20, 50, 100, 200, 500, 1000, 2000, 5000, y 10000 pesos oro.
Un primer elemento que resalta a la vista de esta familia de billetes son los personajes homenajeados; habían en su gran mayoría militares y políticos: Simón Bolivar (2000 pesos oro, 1000 pesos oro, 200 pesos oro, 1 peso oro), Policarpa Salavarrieta (2 pesos oro), Antonio Nariño (100 pesos oro, 10 pesos oro), Rafael Nuñez (5000 pesos oro), Jose Antonio Galán (1000 pesos oro), Francisco de Paula Santander (1000 pesos oro, 1 peso oro, 500 pesos oro), Francisco José de Caldas (20 pesos oro), entre otros. Varios de ellos, incluso, se encontraban en múltiples billetes, casi como si -por un lado- se quisiera resaltar la figura de determinado individuo por sobre los demás, o -por otro lado-, tal vez Colombia no había descubierto que ese 'sentimiento nacional' que desprendería cada billete no provenía necesariamente de líderes políticos y militares que otorgaran victorias bélicas a Colombia, sino que también podía provenir de individuos sobresalientes en otros ámbitos, no estrictamente el político-militar. Observar que los personajes presentes en los billetes eran, en su mayoría, políticos o militares, direcciona el espacio y la función que estos billetes le otorgarán a la naturaleza.
Como consecuencia de los retratos en los billetes, la naturaleza era escasa y se representaba como paisaje político: el Capitolio Nacional [en azul] (reverso 100 pesos oro), la Casa de la moneda [en azul] (reverso 500 pesos oro) o la casa de Nariño [en azul] (reverso 1000 pesos oro), por ejemplo [primeras tres imágenes]. Solamente algunos tenían fauna o flora, y, aún así solo se incluían fauna y flora que se considerara 'nacional': las palmas, la orquídea [en azul] (reverso 50 pesos oro), el café [en azul] (reverso billete 200 pesos oro) y el cóndor andino [en azul] (anverso 5 pesos oro, reverso 1 peso oro) [últimas cuatro imágenes]. Estos tres elementos de la naturaleza parecen haber sido extraídos del ámbito natural, para pasar al político-nacional, como si se cogiese un niño pequeño y se le pusiese al lado del presidente a dar discursos.





Así como la orquídea, el café y el cóndor adquirieron el adjetivo de 'nacional' casi como prerrequisito para estar en un billete de Colombia [entre 1961 y 1981], la poca naturaleza que parecían estar ahí aún como elemento del ámbito natural, estaban ahí gracias a que fueron escenarios de acontecimientos históricos destacados en Colombia. Aunque estuviesen como elementos del ámbito natural y no como símbolos nacionales, parece que su prerrequisito era haber presenciado las victorias bélicas de los personajes a los cuales estaban acompañando. Un ejemplo se observa en el Páramo de Pisba [en azul], ubicado en el reverso del billete de 2000 pesos oro, puesto en circulación el 1 de Enero de 1984. El páramo no es suficiente por sí mismo para estar en el billete, sino que, como el hermano de una celebridad, está ahí presente como el "paso del ejército libertador por el Páramo de Pisba" que, de hecho, es así como está escrito en la descripción del lado reverso del billete de 2000 pesos oro.

Finalmente, otra porción, mínima, de naturaleza mostrada en los billetes consiste en espacios naturales que sobresalen; es decir, lugares a los cuales el 'sentimiento nacional' de un colombiano llevaría a un extranjero para que se lleve la idea de que eso mostrado es Colombia: es el caso de la Sierra Nevada de Santa Marta [en azul] (reverso 1 peso oro), y el Salto del Tequendama [en azul] (reverso 1 peso oro), por ejemplo.

En segundo lugar, se encuentran los billetes impresos entre 1995 y 2000. Estos billetes poseen más detalles alusivos a la naturaleza que sus predecesores. Sin embargo, contienen a la naturaleza como detalle, con un elemento figurativo más -a veces casi abstractos-, cuya función es adornar lo que se está mostrando. Se observan flores casi camufladas con el color del fondo [en azul] (reverso 1000 pesos), una luciérnaga y una rana [en azul] (anverso 5000 pesos), símbolos que parecen aves con crestas [en azul] (anverso 10000 pesos), un adorno de hexágonos, casi como un panal de abejas, alrededor de la Villa de Guaduas (anverso 10000 pesos), la luna llena [en azul] (anverso 20000 pesos) y la tierra vista desde la luna, desde el cráter "Garavito" [en azul] (reverso 20000 pesos).





Sin embargo, a pesar del uso de la naturaleza como detalle que simplemente decora, se destacan, por sobre los demás, los billetes de 5000 pesos y 50000 pesos. Ambos billetes parecen traer consigo la carga completa de cómo se comporta la naturaleza: llena de colores, siempre entrecruzada, frondosa y abarcadora. Además, un detalle muy interesante que comparten estos dos billetes es que fusionan la imagen de la naturaleza con la de la mujer: el billete de 5000 pesos conmemora a José Asunción Silva y muestra un paisaje con el retrato de su hermana en la parte reversa [en azul]. Un paisaje en el cual ella aparece casi camuflada con los árboles, su vestimenta hace que parezca un árbol más en la sucesión; probablemente lo único que rompa con este efecto sea su mirada atenta al espectador. El billete de 50000 pesos conmemora a Jorge Isaacs y muestra el paisaje del Valle del Cuca junto con el perfil de una mujer (el personaje María, de su novela 'María' [1867]), y la Hacienda El paraíso. Este billete, al igual que en el 5000 pesos resalta un poco más la presencia del paisaje, por medio de la disposición de los elementos naturales. Esta vez, la mujer no parece camuflarse, sino que lo hace -y de manera explícitamente gráfica- pues su cuerpo es ahora transparente [en azul] y deja observar a través de ella el paisaje del Valle del Cauca.



Finalmente, esta familia de billetes son la que, para su periodo de impresión [1995 a 2000], parecen acercarse más a Colombia desde una esfera literaria. Antes, como se vio, parecían altares a personajes políticos, militares y, en general, próceres del país. Ahora, se incluyen escritores, un poeta [José Asunción Silva] en el billete de 5000 pesos; un novelista (también poeta) [Jorge Isaacs] en el billete de 50000 pesos; un astrónomo (que fue también matemático, economista, poeta, e ingeniero) [Julio Garavito Armero] en el billete de 20000 pesos; y un activista (orador, escritor y político [Jorge Eliecer Gaitán] en el billete de 1000 pesos. Son así, además, los primeros billetes en comenzar a incluir fragmentos de obras literarias: un fragmento del Nocturno III de José Asunción Silva y un fragmento de María de Jorge Isaacs.




En tercer y último lugar, llegaron los billetes impresos después del 2016, que son los que se utilizan actualmente en el territorio colombiano. El primero de los elementos innovador sobre esta nueva familia de billetes se haya al detallar que en todos hay fragmentos o citas representativas del personaje que conmemoran; el ámbito literario adquiere, así, mayor relevancia. Los fragmentos incluso poseen un lugar para ellos, pueden existir por sí mismos y no como adorno o estorbo (como, por ejemplo, daba la impresión en el reverso del billete de 50000 pesos que conmemoraba a Jorge Isaacs, pues las letras estaban como marca de agua detrás de la imagen de la Hacienda El Paraíso). Este paso a un ámbito más literario muestra un descenso considerable en la presencia de personajes estrictamente militares y anexados a la política. Aunque hay dos expresidentes liberales, Alfonso López Michelsen y Carlos Lleras Restrepo, ahora hay una artista, Débora Arango; un poeta, José Asunción Silva; una antropóloga, Virginia Gutiérrez; y un escritor, Gabriel García Márquez.
Otro de los elementos que destaca en estos últimos billetes es el aumento considerable en la presencia de mujeres como personajes conmemorados. La única mujer que había aparecido en las familias de billetes anteriores era Policarpa Salavarrieta; ahora están Débora Arango y Virginia Gutiérrez. Además, con este aumento en mujeres, llega también el aumento de la naturaleza mostrada como elemento autosuficiente y cuya importancia se la da ella sola, ya no son los personajes o los acontecimientos. En los billetes se puede ver el rio de caño cristales [en azul] (reverso 2000 pesos), los páramos colombianos [en azul] (reverso 5000 pesos), la Amazonía colombiana [en azul] (reverso 10000 pesos), los canales de La Mojana [en azul] (reverso 20000 pesos), la Ciudad Perdida de la Sierra Nevada [en azul] (reverso 50000 pesos), y el Valle de Cocora junto con palmas de cera del Quindio [en azul] (reverso 1000000 pesos).
Además, cada billete de esta nueva familia parece también utilizar la naturaleza como un sello, como una garantía de la presencia que ella misma ejerce en el billete. Por ejemplo: la flor del sietecueros [en azul] y el pájaro barranquero [en azul] en el billete de 100000 pesos, un caracol burgao [en azul] y un colibrí piquicorto [en azul] en el billete de 50000 pesos, entre otros. A pesar del aumento en la inclusión de naturaleza, no se puede dejar de pensar que estas representaciones, como se dijo al comienzo, parecen buscar la construcción de un 'sentimientos nacional'; por esta razón, los billetes muestran lo que, como colombianos, deberíamos proyectar a los demás, casi como ese producto alejado en una esquina de un estante, que trata de mostrarse atractivo esperando a que alguien lo compre.










Después de haber realizado este recorrido por algunos de los detalles que muestran visiones variadas de los conceptos de naturaleza y paisaje se pudo observar que los billetes, como elementos presentes en nuestra cotidianidad sí poseen en sus representaciones gráficas -en su construcción de imagen- una especie de guía sobre cómo debería sentirse el colombiano identificado como colombiano; cuáles son esos líderes y antecesores que no hay que olvidar, y cuáles sí hay que olvidar. Así, los billetes, como elementos tangibles parecen buscar ser constructores de 'sentimiento nacional', a la vez que configuran una imagen de 'colombianeidad' que es la que debe ser vista por todo aquel que sea foráneo. Las imágenes y la iconografía que se observa en los billetes de Colombia, impresos desde 1961 hasta hoy en día, muestran una Colombia que apunta hacia un territorio netamente militar y político o un territorio rodeado de naturaleza. Aunque no se puede negar que la última familia de billetes ha mejorado mucho esta imagen, incluyendo otros campos de estudio y otros personajes en sus imágenes conmemorativas, Colombia -aunque pueda parecer una afirmación obvia- aún es mucho más que lo que sus billetes muestra. Aún hay cosas que tal vez deberíamos comenzar a colocar en nuestros billetes para ampliar el panorama y mostrar una Colombia que va más allá de personajes políticos y paraísos naturales vírgenes esperando a ser explotados. ¿Qué se le ocurre a usted, querido lector?
** todas las imágenes aquí presentadas provienen de la página oficial de Banco de la República de Colombia [https://www.banrep.gov.co], por lo demás, los recortes y énfasis son creación del autor. A continuación se listarán las fuentes de todas las imágenes. Para observar el compendio de las imágenes e información adicional de los billetes que circulan actualmente en Colombia, visite https://www.banrep.gov.co/es/billetes-y-monedas/billetes